La mayoría de las heridas emocionales provienen de la infancia y pueden afectar de múltiples maneras cualquier área de tu vida: trabajo, amistades y ¡Sí! también tus relaciones de pareja.
Hablemos un poco sobre que producen en ti las heridas de la infancia, luego analiza las 10 señales que te doy este blog para descubrir si éstas repercuten en tus relaciones amorosas y finalmente, descubre cómo puedes sanarlas.
¿Cómo surgen las heridas de la infancia?
Las heridas de la infancia son huellas de experiencias dolorosas del pasado que afectan tu presente, es decir, todas las mujeres tienen heridas en mayor o menor medida, pues han vivido de niñas alguna situación que las ha marcado.
Esta etapa se conoce como “periodo sensible del desarrollo” debido a que es un momento fundamental en la formación de tu personalidad. Por esta razón, las heridas producidas en la infancia tienen serios efectos en tu salud mental y pueden determinar la plenitud de tu vida adulta y tus relaciones de pareja.
No importa si ya pasaron muchos años, el impacto de dichas experiencias persiste a pesar de que esa situación ya no exista, dejando como resultado angustia, impotencia y frustración.
Las heridas emocionales más comunes son 5: el miedo al abandono, al rechazo, a la injusticia, a la humillación y a la traición. (si quieres ampliar más este tema da clic -> AQUÍ)
¡Estas son las 10 señales!
Este es un momento para ti misma, para mirar hacia dentro, pues es momento de evaluar y analizar con total sinceridad las siguientes señales. Nadie va a juzgarte, ser vulnerable y reconocer nuestras heridas es realmente valiente. Iniciemos:
Primera señal:
Crees que es tu deber salvar y arreglar la vida de tu pareja. Por lo que te desgastas física y emocionalmente con tal de hacerle la vida más fácil y que debido a esto sienta que te necesita.
Segunda señal:
Al conocer a una nueva persona y empezar una relación, inmediatamente empiezas a pensar en el futuro y te imaginas todas las cosas que sueñas junto esa persona (viajar, tener una familia…etc.)
Tercera señal:
Le das mucha más prioridad a las necesidades o problemas de tu pareja que a los tuyos, descuidando áreas importantes de tu vida (algunas hasta comprometen tu futuro).
Cuarta señal:
Cuando estás en una relación tranquila donde no existen conflictos o dramas, pierdes interés y te aburres fácilmente.
Quinta señal:
No soportas la soledad y por ende, te cuesta sobremanera disfrutar de momentos solo para ti, realmente no le encuentras sentido a hacer cosas sola y prefieres siempre incluir a tu pareja.
Sexta señal:
No sabes cómo manejar las diferencias con tu pareja y siempre terminan discutiendo. Te cuesta comunicar tus emociones, resolver problemas y manejar situaciones de conflicto, por eso prefieres evadir y acudir a la “ley del hielo”.
Séptima señal:
Con frecuencia tienes la sensación de que tu pareja te juzga por como eres y por eso sientes que debes estar a la defensiva.
Octava señal:
Un mal gesto por parte de tu pareja lo interpretas inmediatamente como hastío o desamor. Un olvido es el fin del mundo para ti y una simple discusión puede llegar a romper por completo tu relación.
Novena señal:
Algo dentro de ti te hace creer que no mereces el amor de tu pareja y por eso, contantemente te cuestionas sobre si su amor es sincero.
Décima señal:
Sientes que necesitas a tu pareja para estar bien, pero al mismo tiempo sientes que no puedes confiar totalmente en esa persona. Crees que en cualquier momento va a traicionarte o a abandonarte.
Las heridas de la infancia pueden sanar
Lo primero que tienes que hacer, es ver dentro de ti misma, reconocer y abrazar con amor tus propias heridas, solo así, podrás iniciar un camino consciente de sanación y de libertad.
Recuerda que no estás sola y que si decides sanar esas heridas puedes contar conmigo para acompañarte en un proceso reparador, que te permita vivir con mayor plenitud tus relaciones de pareja.
Con mi curso “Elimina tu autosaboteador” tomarás conciencia del enorme poder que tiene tu mente y podrás transformar todas esas experiencias dolorosas en aprendizajes, abriendo las puertas hacia un presente mucho más feliz.
